Me precio de estar viviendo
en una atmósfera sana
y también de estar teniendo
el calor que el sol emana.
Se reduce mi camino
en uno u otro sentido,
sin embargo mi destino
se amplía en lo consentido.
Vivo sabiendo que vivo
y este placer es intenso,
dominante, positivo
infinitamente inmenso.
Lo que nunca valoré
ahora ya lo valoro,
porque, sin dudarlo, se
que aquello era un tesoro.
Ahora le doy relevancia
a lo simple y cotidiano;
el aire es mi fragancia
y la paz mi meridiano.
Tengo el olor de la mar
que ensancha mis pulmones,
lo mas puro al respirar
que el vacío de los salones.
Admiro la claridad
del sol y de sus reflejos
y también la oscuridad
que enarbolan los espejos.
Mi mundo es la sencillez
dentro de mi plan diario.
Recrimino la altivez
en término solidario.
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