El otro día ví posar,
en el suelo, un pajarillo,
que se resistía a volar
y lo animé al pobrecillo.
Aguantó como un "jabato"
todo cuanto le hiciera,
como un niño con recato
que agradecia la manera.
Le ofrecí calor, dulzura
y aliento para empezar,
en esta estación tan dura,
que le impidiera volar.
Y cuando ya lo logró,
aleteando gozoso,
en mi hombro se posó,
piando, muy cariñoso.
Fué un momento entrañable,
que agradecí en el alma,
como si quisiera, afable,
darme las gracias, "con lábia".
No hay comentarios:
Publicar un comentario