jueves, 16 de abril de 2015

Tu, yo, la luna, el mar...

Aquella noche, me alegró la vida.
Unidos en un abrazo constante,
me olvidé de mis dudas, un instante
y en un amor inmenso fui sumida.

La luna, rojiza y encendida,
nos envolvió, con su brillo radiante,
etéreo, ancestral y fascinante,
dichosa por sentirme tan querida.

Tan subyugada estuve aquella noche,
que no podré olvidar lo que sentimos
en todos los momentos, un derroche.

Pocas veces, normalmente, vivimos
tantas horas en un cerrado broche,
que, por causas diversas, hoy abrimos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario