Cuando estoy lejos, te añoro
y, cuando río, te tengo.
¿Será, quizás, que te adoro,
aunque, siempre, voy y vengo?
Ese transbordo, diario,
de estar cerca, o alejada,
tiene un sabor arbitrario,
que me mantiene aferrada,
a ese hacer, a esa costumbre,
que, normalmente, rechazo,
por su bien, o pesadumbre,
aunque, sin querer, abrazo.
Ese continuo sufrir,
y esa constante alegría,
adornan mi subsistir,
quizás, como yo quería.
Hay que admitir circunstancias,
estables, o inesperadas,
con sus, propias, relevancias,
que deben ser aceptadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario