martes, 30 de agosto de 2016
Recuerdos gratificantes.
La Rábita, de Granada.
¡Mi paraíso, adorado!
de nostalgia redomada,
siempre, será recordado.
El mar el sol y su gente,
se quedaron tan grabados,
en mi espíritu y mi mente,
que serán, siempre, añorados.
Muy de niña, ya jugaba,
en sus playas y corría,
a la mar y me bañaba.
Ningún día me resistía.
De mayor, también, gocé,
del influjo de la luna
y sus puestas las grabé,
sin duda, como ninguna.
.
El cielo, su suave azul,
las olas, con su murmullo
y el resplandor de su luz,
fueron mi bien y mi orgullo,
El mar, tan cercano a mi,
día y noche, respiré
y, con su brisa, dormí,
los dulces sueños que ansié.
Rimé mucho, a su lado,
porque el mar me lo pedía,
y su color, azulado
dieron paso a mi alegría.
Desde entonces, siempre, rimo,
no de la misma manera,
pero, con mi pluma, esgrimo,
como otro placer cualquiera.
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