Tenemos, continuamente,
infinidad de placeres,
que los desplaza la mente,
hacia otros menesteres.
Sin, siquiera, darnos cuenta,
del don de las ilusiones.
Nuestra visión no está atenta,
a alertar motivaciones,
Son cualidades internas
del espíritu, en cuestión,
que intentará protegernos,
en nuestra preocupación.
Demos gracias a la vida,
aceptando sus regalos,
que es la dicha conseguida,
entre los momentos malos.
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