Los recuerdos no se mueren,
vivirán constantemente,
solo, cuando ellos quieren,
se escaparán de las mentes.
Sean peores o mejores,
todos son interesantes,
de perfidia o de favores,
que suelen ser muy constantes.
Es la vida del anciano,
la anterior y la presente,
en un ambiente profano,
surgirán constantemente,
en aras de aforados,
pues la falta de memoria
pudiera ser restaurada,
por la relativa euforia.
Se vive entre dos mundos,
muy distantes entre sí,
ahora, un poco iracundos,
antes, un mejor vivir.
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