a mi edad también existe,
donde el corazón quiere
pero, sin ansias, persiste.
De otra manera mas dulce,
sin ansias ni desespero,
que, igualmente, seduce
y abarca otro sendero.
La familia es la primera,
hijos, nietos y bisnietos,
luego, en la sala de espera
se situarán otros vetos.
Para todos, hay cariño,
a nadie le faltará,
es como el amor de un niño
que se multiplicará.
Pero se alegra, se sufre
por cualquier banalidad
y, entre todos, bien se cubre
esta familiaridad.