Si la vida nos ataca,
debemos dulcificarla,
ya que el sentimiento saca
amor para consolarla.
Es un placer añadido
por nuestra naturaleza,
tanta que nos ha servido
para loar su belleza.
Ya que nos ha dado todo,
especialmente, vivirla
de uno, o de otro modo,
pero, siempre, descubrirla.
Es un placer añadido
ver el cielo junto al mar,
un conjunto distinguido
para ver y valorar.
Su olor, nos extasía
y sus colores, lo mismo,
igual que un día tras día,
el sol sea nuestro espejismo.
Estoy muy agradecida
por dejarme vivir tanto.
un don que he recibido,
aunque aún me falte el cuanto.
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