Me encontré, el otro día,
con un amigo de antes,
que con su listón venía,
con cuentos muy relevantes.
No me pudo esconder
su edad, porque la sabía,
pero, presumió de ser
caballero de valía.
Lo fue en su momento,
entonando de elegancia,
con su escaso presupuesto
y toda su arrogancia.
Era viejo , como yo,
degradado por los años,
pero que, jamás, perdió
su estatus y redaños.
Un ejemplo para mí,
que dio luz a mi mirada;
con su charla conseguí
estar mucho mas airada.
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