Desayuno dulcemente
y, ahora, espero rimar,
lo que hago normalmente
con la idea de acertar..
Hoy, voy a hablar de un perro:
un pastor belga, precioso,
de un pedigrí especial,
conmigo muy candoroso.
No es mío, es de mi hijo,
que lo cuida con esmero,
ya la suerte lo bendijo,
siendo de muchos, primero.
Lo quiero y él me quiere a mi,
es, en mi vida, un amor,
tanta admiración le di
que me llenó de candor.
Gracias hijo, por donarme
un cachito de ese cielo,
que empezó por gustarme
y, ahora, su mirada anhelo.