viernes, 29 de julio de 2016

Amor y rosas.

Después de una jornada, placentera,
cuando el sol, en la playa, declinaba,
y mi rostro, también, se adormilaba,
al ocultarse el sol, pues, tarde era.

El vaivén de una, enorme, palmera,
que, con dulce brisa, me aireaba,
y el sopor de la luz, que aminoraba,
hicieron que mi cuerpo, se durmiera.

Vi, a una sirenita, junto a mi,
Sus dientes, eran perlas, preciosas,
y sus labios, de color carmesí.

Un lujo de estrellas, luminosas,
titilando, a mi lado, descubrí.
¡Fue un sueño, virtual, de amor y rosas!

 

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