La amabilidad bordea
mi ámbito en general,
cada día, donde sea,,
me siento sensacional.
Para mí no hay objeciones
de disgusto ni de pena,
me muevo entre atenciones
y ellos alegran mi escena.
Me ayudan en demasía
en movimiento cualquiera,
me llenan de pleitesía,
ahuyentando mi quimera.
No recojo noes, sí síes,
es un placer recibirlos,
porque sin querer, te ríes,
solamente al intuirlos.
Me siento agradecida
a la gente, en general
y muy digna y consentida,
por este don especial.
Todo el que se acerca a mí,
me trata con donosura,
con los años, conseguí
poder cantar "Aleluya".
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