Para Vanesa.

Solo tu imagen ensalza
tu interior, tu donosura,
un privilegio que alcanza
el poder del alma pura.
Me sorprendió tu talante,
tu encanto, educación
y tu aspecto relevante,
digno de una relación,
Has despertado en mí,
por tu sencilla actitud
desde el día que te vi,
mi añorada juventud.
Te deseo felicidad,
la misma que te mereces
y una buena amistad,
que te la ofrezco, con creces.   

Estilo.

En la vida cotidiana
puedes tener sensaciones
de importncia o precaria,
depende de situaciones.
Nunca escapa el protocolo,
que siempre estará a tu lado,
en compañía y hasta solo,
casi siempe aceptado.
Por leyes disciplinarias
que se deberán seguir,
a veces, complementarias
para poder decidir.
Cada  cual, busca su estilo,
el que juzga preferente
y se deja el alma en vilo
para el mas exigente.
Los locuaces son primero,
por su forma de expresión,
pero han de ser sinceros,
con el mismo colofón.

Para Mirian..

No cambies, sé como eres:
lúcida en conversación,
en prestancia no difieres
ni en la buena educación.
En estética, admirable
y en gracejo, superior,
aparte de agradable,
no se puede ser mejor.
Encuentro similitud
en nuestras decisiones,
que son, tan solo, inquietud
entre los dos corazones.

Para Cristina.

Tiempo ah, setenta añitos,
que corrías por las terraza,
con tus pequeños pasitos,
hoy, repletos de añoranza,
intrépida, juguetona,
llena de gracia y salero,
que tu semblante, hoy, pregona
con ese don verdadero.
Tu gracia, produjo en mí
un claro acercamiento,
que, con los años, seguí,
por tu buen comportamiento.
Tus padres me acercaron
con su cariño inaudito,
a otros tiemplo que marcaron
un contacto infinito.
Este encuentro inesperado,
desempolvó la amistad
que nos unió en el pasado,
con gran familiaridad.

Para Silvia.

Jamás me habían atendido
con tan alta profesión,
tienes un don añadido
que ensalza la perfección.
Aparte, eres comedida,
discreta en tu bien hacer,
educada, agradecida,
impecable en tu deber.
Creo que con estas estrofas
he marcado mi arrebato,
no importan las paradojas,
creo que marqué tu retrato.

Insignificancia.

Resignate a tu estado
si tu vida lo permite,
si tienes gente a tu lado
y te quieren "es un invite"
Tu espíritu está luchando
por no perder lo que tienes,
que es mucho y está labrando
el camino que te quede.
Hay cosas mas importantes
que la propia vida, en sí;
calor y frío relevantes,
mas no se adueñan de tí.
El talante positivo
será siempre tu ventura,
lo demás es despectivo,
tiene muy poquita altura.

El frío.

El frío hiela mi mente,
me siento despavorida,
un poquito inconsciente,
con la nostalgia subida
de los años anteriores
que resistía gratamente
todos los exteriores
en diferentes ambientes.
Aún los voy resistiendo
en esrtantes caldeados,
de los que ahora depèndo,
porque son los adecuados.
Como una pasita en vino,
que le da vIda añadida,
un bienestar anodino,
que refuerza la partida.
Mas que nunca, es ahora,
cuando lucho por estar
pendiente de lo que aflora,
para poderlo esquivar.

Incertidumbre.

Al abrigo de lo incierto,
te mueves con desespero
para volver a otro puerto,
que fuese menos austero.
Quiero seguir impasible,
hundida en mi experiencia,
que aunque sea poca, es sensible
para cambiar de estrategia,
francamente, me induce
hacia la serenidad,
que, en mí, sería un cruce
de ansia e impunidad.
Me cuesta asimilar
tantos trances, a la vez,
ni siquiera igualar
esta trágica doblez.
Para mí, no espero nada,
¿Qué mas puedo desear
que seguir esta andanada
hasta que deba acabar?
Pero, no obstante me irritan
estas malas circunstancias,
que, por desgracia, palpitan,
con todas sus arrogancias.

ideología.

Correcta mi ideología
para poder meditar
sobre digilosofía,
que me haga adelantar.
Proponiendo lo que tengo,
que no es mucho, en realidad,
porque comprendo que menguo
en ciencia y modernidad.
Vivir tantos años, cuenta
seguir un camino a gusto,
que, en el fondo, representa
tener un orgullo justo.
Encubierto de verdades,
por las vivencias habidas,
que son muchas, a raudales
y están muy escondidas.
Sencilla, pero consciente,
de mis menos y mis más,
pero , siempre competente,
para ayudar a los demás.

Soledad.

El otro día, tropecé
con una mujer llorando,
la besé y le pregunté
que es lo que estaba pasando
y a su lado me quedé.
Al pronto, me contestaba:
"No puedo seguir así,
vivo sola totalmente,
mi marido lo perdí
y aborrezco este presente.
Me hunde la desigualdad,
ese silencio absoluto
en mi ingrata soledad,
aparte de estar de luto,
por su ausencia y por mi edad.
Largos años ya pasaron
y sigo en el mismo estado,
me asusta la realidad
y ese ahogo enmarañado,
símbolo de eternidad."
Hay casos muy parecidos,
excesivos, a mi entender,
a diario entristecidos,
buscando algún placer,
hoy por hoy, muy extendidos.

Bisnietos.

Cuando el amor se reparte
entre bastantes personas,
parece que fornan parte
de mínimos que blasonas.
No es así, es lo contrario,
das el todo a cada uno,
sin ver el abecedario
a un total a los que acuno.
Es un cariño amasado:
libre, dulce, como a nadie,
que no suma, está sumado
y, en singular, lo irradie.
Todos están enmarcados
en mi pobre corazón,
uno a uno, separados,
con impecable tesón.
Los recuerdo diariamente,
sin perder ningún detalle,
son la alegría de mi mente,
que hace que mi amor no falle.

Variedad.

Síntesis de una mañana
de llúvia y de viento,
particularmente sana
entre el valor que presiento.
Todo tiene su importancia,
en especial, para mí,
porque tiene su fragancia,
la misma  que  recibí
Al día hay que aceptarlo,
porque bello siempre es,
es inútil castigarlo,
aunque nos salga al revés.
Si no hay continuidad,
la variedad se valora,
nos gusta la novedad,
pués, en realidad, se añora.
El viento, nieve o luna,
con sus breves variaciones,
que, a diario, nos acuna,
serán gratas concesiones.

Similitud.

Sigo amando, a mansalva,
al primer niño que veo,
si me mira o me habla
es mi ardiente deseo.
Todos tienen parecido
a alguno de mis bisnietos
y me quitan el sentido,
es uno de mis secretos.
Mi estado no me permite
viajar para reencontrarlos,
viven lejos del remite
y no puedo visitarlos.
A cualquier niño que encuentro,
mil carantoñas le hago,
me detengo y me centro,
lo beso y me satisfago.
Un simulacro agradable,
que me llena de ternura,
que me mantiene estable
y día a día perdura.

Maestría.

Lo que los padres lograron
en toda nuestra niñez,
con ahínco lo insertaron,
con amor y sin doblez.
Eres lo que te enseñaron
y eso siempre durará,
porque mucho lo labraron
y hasta el fín nos quedará.
La piedad, la cortesía,
el cariño a los demás,
el pudor, la valentía,
no lo olvidarás jamás.
Como con hierro candente
y enorme capacidad,
lo grabaron en tu mente,
con gran generosidad.
Este recuerdo, es objeto
de esmerada gratitud,
siempre lo guardé en secreto
y hoy venero esa virtud.