El otro día, tropecé
con una mujer llorando,
la besé y le pregunté
que es lo que estaba pasando
y a su lado me quedé.
Al pronto, me contestaba:
"No puedo seguir así,
vivo sola totalmente,
mi marido lo perdí
y aborrezco este presente.
Me hunde la desigualdad,
ese silencio absoluto
en mi ingrata soledad,
aparte de estar de luto,
por su ausencia y por mi edad.
Largos años ya pasaron
y sigo en el mismo estado,
me asusta la realidad
y ese ahogo enmarañado,
símbolo de eternidad."
Hay casos muy parecidos,
excesivos, a mi entender,
a diario entristecidos,
buscando algún placer,
hoy por hoy, muy extendidos.
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