El amor muere y revive,
pero, siempre, es inmortal
nuestro cupo se percibe,
a raudales, o normal.
Se ama pasionalmente,
cuando Cupido arroja
esa flecha fluorescente,
como simple paradoja.
Hay amores y amoríos,
cada uno difrente,
los segundos, son vacíos
y los demás, prepotentes.
Algunos desesperantes,
que llegan a la locura
y pueden ser espectantes,
como Doña Juana augura,
con Don Felipe "El Hermoso",
por su enorme hermosura,
que llegó a ser monstrruoso,
llegando hasta la clausura.
No hay persona que no ame,
unos mucho y otros poco,
según sea: pierde o gane,
con el alma, o a lo loco...
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