El cielo está lluvioso
y su agua es motivo
para que esté cienagoso,
como color objetivo.
Otras veces, nos sonríe
con su luz deslumbradora,
aunque de ella no se fíe,
porque sabe que es traidora.
Siempre sera cauteloso,
cuando llegue su momento
y entonces, quizá, gracioso,
a media luz y contento.
Se convertirá en sonrisas,
para agradar a la luna,
que mas que lenta, deprisa,
se convertirá en su cuna.
Luna y sol, sol y luna,
se rodean de una verdad,
etérea como ninguna,
que aportan felicidad.
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