Lo que tenía, te lo di
y me quedé con lo tuyo.
Con tu recuerdo, viví,
de todo lo demás, huyo.
Tu presencia, me persigue
y, a todas horas, me nombra.
En mi caminar, consigue,
que me proteja tu sombra.
Sin ti, la vida no es vida,
es, muriéndome, vivir,
hasta el día de mi partida
y así, debo de seguir.
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