Hoy he vuelto a encontrar
aquella amiga querida,
con la que pude explayar
los haceres de mi vida.
Era mi doble, en esencia,
como a una hermana la amé
y hoy bendigo su presencia,
que, en su ausencia, la lloré.
Es el premio a la espera,
que más tarde o más temprano,
como siempre, se supera.
¡Nunca se sufrirá en vano!
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