Lo amaste hasta el infinito
y como la dicha es corta,
llegó pronto lo inaudito
y te traspasó la aorta.
Fué un embuste, una mentira
para atraer tu cariño,
pero como el mundo gira,
te engañó como a un niño.
No era libre, era casado,
apuesto y dicharachero,
lo que se dice apañado,
pero nunca fué sincero.
Hasta que, un día, descubriste
lo que nunca él te dijo
y lo amaste, lo quisiste,
sin algún otro prefijo.
Te hizo daño, mucho daño,
pero no lo has olvidado
y llevas año tras año,
tu corazón destrozado.
Tu vida tan amorosa,
tan bonita y serena,
llegó a hacerla desastrosa,
¡en realidad, fué una pena!
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