miércoles, 17 de julio de 2019

Orgullo.

Entra el sol por la ventana
y me despierta al instante,
ha llegado la mañana
y ya he dormido bastante.
Empieza la normativa
del aseo, la vestimenta
y hasta que estoy activa
me he pasado de la cuenta.
Elijo mi vestuario
combinando los colores,
los zapatos, a diario,
el peinado y los olores.
Acabo hecha un pincel,
un día y otro día,
siempre al mismo nivel,
al contrario, no sabría.
Me preocupo enormemente
del cambio de vestuario,
distinto diariamente,
objetando el armario.
A mi gusto predispuesta,
salgo a desayunar,
perfectamente compuesta,
con la idea de agradar.
Un orgullo exacerbado
que durará mientras viva:
Bien vestir, un buen peinado,
ni pedante, ni abusiva.


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