Recordando el mar bravío,
que, en el fondo, me asustaba
por su constante desvío
de la arena de la playa...
Una beldad infinita
que, temiendo, la admiraba
por su estrategia inaudita
que el ambiente remarcaba.
Un empuje, un desespero
me movía de tal manera,
con un amor verdadero
y extraño, que no debiera.
Esa mezcla impresionante
de susto y de belleza,
para mí, fué relebante...
¿Amo la naturaleza!
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