Carmen: Eres un encanto,
siempre te veo sonriente,
sin saber cómo ni cuando
iluminaste mi mente.
Porque sabes dialogar
con arte y educación,
me gusta contigo hablar
por tu enorme distinción.
Sabes inculcar cariño
con tu gracia infinita,
con la inocencia de un niño.
Eres, en fín, exquisita.
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