Si no dormimos, pensamos,
el cerebro es incansable,
se recrea en lo que hagamos,
incluso, en lo impensable.
Quieto es difícil verlo,
muchas veces somnoliento.
quizás para entretenerlo
un segundo, un mommento.
Es servil en grado sumo,
a veces, para enredar
se evapora como el humo
sin saber en qué pensar.
Hoy, me muevo por inercia,
con un despego infinito,
que hiere hasta la esencia,
por un sopor inaudito
Un día no es como otro,
cada cual es diferente,
sus cambios, incluso el rostro,
tendrá un color transparente.
Dejemos la mente en paz,
que piense en lo que quiera,
sabiendo que es capaz
de apabullar a cualquiera.
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