Tienes el honor de ser
mi sobrino favorito,
el primero al nacer,
entrañable, exquisito.
Te amé por ser el primero,
el mismo que me enseñó
a querer los venideros,
con el calor que quedó.
Fuiste un niño bonito,
sin rivales en querer,
de sabor tan inaudito
como un hijo, a mi entender
El que entonces no tenía
y no llegó hasta después,
tú fuiste el que debía
enseñarme ese deber.
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