aquella noche de invierno,
cruda, parecía que helaba,
muy similar un infierno.
No pudo soportar mas
los insultos, los agravios,
lo que no pensó jamás
lo hizo al fín, sin resabios.
Nunca tuvo, ni siquiera,
una mirada amorosa,
aunque pobre si lo era,
lo suplía en hacendosa,
Cumpliendo con su deber,,
sirvió sin quejas, callada,
entregando su quehacer
a la casa que habitaba.
Solo recibía comida
y harapos pa vestirse,
así estuvo sometida,
día a día, sin consumirse.
Esto, tal vez, se remite
a tiempos de esclavitud,
hoy en día, no se permite
esta ingrata magnitud.
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