jueves, 21 de abril de 2016

A mi amiga Mari Carmen.

Nos conocimos, un día,
sin previa presentación,
en una cafetería,
ubicada en la estación.
Sin esperarlo, supimos,
que estábamos esperando
el mismo tren, y partimos,
ilusionadas, hablando,
de infinidad de cuestiones,
acercando nuestras vidas,
en diversas opiniones,
por suerte, muy parecidas.
Nació, allí, nuestra amistad,
la misma que ha perdurado,
y es por la fraternidad,
que nos hemos profesado.
Muchos años transcurrieron,
desde que nos conocimos
y, mucho mas,  nos unieron,
de lo que, ambas, predijimos.
Si tu me buscas, me encuentras
y si yo te busco a ti,
en mis problemas te centras,
devuelves mas que te di.
Esa amistad, tan sincera,
que las dos nos profesamos,
esperamos, que Dios quiera,
que dure, mientras vivamos.

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