Aquellas, tiernas, caricias,
en mi vida, las primeras,
y aquel beso, decidido,
¡cayeron en el olvido!
Aquel vivir, en el cielo,
que satisfacía mi anhelo,
unidos a la armonía,
eran mi gran alegría.
Respirar, si respiraba
y vibrar, si me miraba,
daban luz a mi vivir,
a mi amor, a mi sentir.
Dormitar en su regazo,
unidos, en un abrazo,
en placer se revertía,
enervando el alma mía,
hacia un éxtasis vital,
de energía virtual,
que, al cuerpo, fortalecía,
un día y otro día.
Todo, encendía mi pasión
y colmaba mi ilusión,
de sabor enriquecido,
¡cayeron en el olvido!
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