Hace tiempo, que viví,
de fracaso, en fracaso,
hasta que, al final, salí,
del averno, del ocaso.
Fue tanta la diferencia,
entre el llanto y la risa,
que se alegró mi conciencia,
pausadamente, sin prisa.
Pasé de un infierno a un cielo.
¡Incansable melodía,
de placer y de consuelo!
Y mi vida revertía.
Fue un bálsamo singular,
que desterró mis heridas,
de forma espectacular,
y, ahora, estarán escondidas.
Soy feliz, con lo que tengo,
y aquel pasado olvidé.
Ni siquiera me detengo,
a averiguar el por qué.
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