Duda.

¿Por qué el tiempo corre tanto,
sin, apenas, darme cuenta?
Será mucho, no sé cuanto,
pero, a mí, me impacienta,
la mente, la inteligencia,
la prisa, cada momento,
incluso, la transigencia.
Debo aceptar y lo acepto,
porque es regla de vida,
es un natural concepto,
de la dicha perseguida.
Hay que seguir esperando,
que el tiempo quiera parar,
y se detenga, ¿mas cuando?
¡No lo puedo adivinar!

Partida.

Te fuiste, niña bonita,
me dejaste sin lucero.
entrecortada, contrita,
sin un adiós, ni un te quiero.
Vivo, sin vivir, en sombras,
en extrema oscuridad,
no te oigo, si me nombras,
en grave infelicidad.
Sin ti, la vida no es vida,
es continuo pernoctar,
soñando con tu partida,
y sin querer despertar.
Te encontrabas en la cumbre,
de belleza y juventud.
Eras mi amor y la lumbre,
de mi grata senectud.

Programa de vida.

Somos, lo que disponemos,
en el plan reglamentario`.
Si lo aceptamos, haremos,
un vivir beneficiario,
acorde con los principios,
insertos en nuestra mente,
a favor de beneficios,
que marcarán el presente.
Y, en cuanto a nuestro pasado,
hubo una concienciación,
a un programa, destinado,
a cumplir nuestra misión,
de lo que nos enseñaron,
con paciencia y con amor,
que, luego, nos lo afincaron,
en nuestro ambiente exterior,
Uniendo ambos conceptos,
que no son fácil seguir,
seguiríamos adeptos,
a un sencillo porvenir,
que aumentaría nuestro ego,
en paz y tranquilidad,
en merecido sosiego,
que engendra felicidad.

Asueto.

Sigue el viento, amenazando,
mi paseo matutino,
lo que tengo y voy cuidando,
en mi ambiente genuino.
Acostumbro a acicalarme,
por coquetería y placer,
que es lo que suele dotarme,
de energía, a mi parecer.
Me inyecta la fortaleza,
que, a diario, necesito,
y me impregno de entereza
y otras dotes, que no cito.
Solo tengo estos momentos
de asueto, en todo el día,
que dedico a esparcimiento,
y a charlas, ¡Son mi alegría!

Mal tiempo.

Hoy, la lluvia y el viento,
entumecerán mis sienes,
pero, lo acepto y comento,
porque, mañana, tu vienes.
A despertar mi alegría,
y dar luz a mis sentidos,
en abundancia, a porfía,
como siempre, desmedidos.
Es tan grata tu visita,
que mis males desconecta,
y a festejarlo me incita,
de forma grata y correcta.
Sabes difundir presagios,
de carácter atractivo,
que redundan en adagios
de fondo muy positivo.
Eso, enerva mi moral,
de extraña filosofía,
francamente, credencial,
para mi autonomía.

Para mi bisnieta Reyes.

El tiempo pasa  volando,
diez años ya, princesita,
pero, sigues conservando,
tu encanto, niña bonita.

Falsedad.

Supe, que no mereciste,
el cariño que te dieron,
y que, tu, no la quisiste.
Tus palabras, la mintieron.
El amor, que ella creyó,
era puro, como el suyo
y, en consecuencia, sintió,
contigo, un falso orgullo.
Fuiste tan inteligente,
en tu forma de mentir,
que,hasta, engañaste a tu mente
y así, pudisteis vivir.
Mas, ella,tuvo la suerte,
de no descubrir tu engaño,
se contentaba en tenerte,
 y eso, no le hacía daño.
Pero, a mí, no me engañaste,
con tu trato demencial,
y callé, como callaste,
para no causarle mal.

Interrogante?

Inclinando la cintura
y andando pasito, a paso,
deterioro mi figura,
mas, soy feliz. en mi ocaso.
Mi cabeza, no se inclina,
por ahora, está abierta,
al ciclo que se avecina,
que me obliga a estar despierta,
para sumar experiencias,
asociando la lectura
y aprobar las incidencias,
con agrado y sin censura.
Sé, que soy repetitiva,
sin saber, cierto, el  por qué,
e intento ser expresiva.
Creo que lo conseguiré.
Siento un placer infinito,
en rimar, comunicarme.
¿Tengo ese requisito?
¡Decidme que sí, ayudadme!

Malos hábitos.

Estás debil, delicado.
Esa fue mi sensación,
después de haberte encontrado,
en nuestra conversación.
Me alegro, por tus victorias,
por tu estatus alcanzado,
por tus venturas y glorias,
que tanto te han encumbrado.
En cambio, ha deteriorado,
tu aspecto, en lo personal,
ya que has estado enganchado,
a un tema, no  muy cabal.
El mismo que te acercó,
por codicia,  sin querer,
a alguien, que te resultó,
incómodo, al parecer.
Vives en la incertidumbre,
del si, o el no, de conciencia,
que se convirtió en costumbre,
y le siguió, la experiencia.
Para ya, sé el que fuiste,
el que, siempre, admiramos,
por vivir, como debiste,
y al que..., todos, amamos..

Mentalidad.

Encajo perfectamente,
los reveses de la vida,
si lucho correctamente,
para verme  enriquecida,
con mi mental posición,
que acepto, con reverencia,
como una obligación,
Vivo, bien cronometrada,
para sanar mis heridas,
distintas, pero amparada,
por personas escogidas,
que animan mi situación,
en compleja armonía,
de humildad y educación,
que es lo que se perseguía,
Por consiguiente, contenta,
con mi situación y vida,
que día, a día, se acrecenta,
por vivir tan atendida.
Suerte, que yo recompenso,
con mi dignidad y amor,
y agradecimiento intenso,
que se ajustará al favor.

Pacto.

Cuando te encuentras atado,
a un pacto reglamentario,
has de estar acostumbrado,
para seguirlo a diario,
Tienes una obligación,
de cumplir lo ya pactado,
y una enorme vocación,
de carácter reservado.
Se impone fidelidad
y deseos de persistir,
en esa continuidad,
que te obliga a dividir,
tus actos y pensamientos,
que tienen que concordar,
con otros conocimientos,
y, entre los dos, igualar.
No vale blanco, ni negro,
en término imperativo,
ni enhebro o desenhebro,
solo, afín y receptivo.
El diálogo, al final,
será el método correcto,
más arduo, mas natural,
sencillamente, perfecto.

En la playa.

Aquella tarde, serena,
recostada en la arena,
de la playa, junto al mar,
con la luna, al despertar,
me sentí adormilada
ligeramente, cansada,
me puse a recordar,
otro día, muy similar,
donde las olas, besaban,
las rocas, que acariciaban,
con un plácido murmullo,
llenas de candor y orgullo.
Ese murmullo, constante,
altamente relajante,
recrearon mis oídos,
de tonos desconocidos,
que redundaron en sueño,
entrecortado, hogareño,
al amparo de la luna,
plácida como ninguna.
Los reflejos matutinos,
como relojes divinos,
iluminaron mi frente,
y desperté, de repente.
Larga noche, si, muy larga,
pero, el recuerdo me embarga,
de un placer desconocido,
que, jamás, había sentido.

Dos, en una.

Me alegra, cuando me llamas,
si piensas en lo que pienso,
cuando cuidas lo que amas,
siento un placer inmenso.
Los exactos pareceres,
a mi entender, positivos,
por cumplir nuestros deberes,
con los mismos objetivos.
Los amores, compartidos,
iguales en sentimientos,
entre ellos, escogidos,
orillando desencuentros.
Tú y yo, parecemos una,
en cuanto a similitud,
sin ser de la misma cuna,
entre tanta multitud.

Una joya.

No sé que tienes niña, que enloqueces,
que recrean la vista en tu hermosura,
que la gracia, ilumina tu figura.
Tienes los atractivos que mereces.

Con tu filosofía, te enalteces,
demuestras, en silencio, tu cultura,
por tu rango y miras de altura,
que con perfecta sencillez, ofreces.

Enorgullece tu noble corazón,
por su encanto y grandiosidad,
no tiene,  otro, parangón.

Eres un ejemplo de honestidad,
ensalzando el amor y la razón.
Un lujo, al hablar de humanidad.

Dudas.

La vida, nos ha enseñado,
diferentes sensaciones,
en nuestro ciclo cerrado,
y nuevas motivaciones.
Depende del subconsciente,
de nuestro ritmo interior
que denotan, claramente,
que pasa en el exterior.
Si motivos de alegría,
o de pena, permanente,
que se fundan, en teoría,
del cariño de la gente.
Notamos, en consecuencia,
su manera de enjuiciar,
nuestro entorno, en presencia,
para hundirnos, o ayudar.
Es nuestro sexto sentido,
el que nos responderá,
si te quieren, o han mentido,
y eso, se valorará
La duda, es perniciosa,
ensombrece el sentimiento,
realmente, es odiosa,
nubla nuestro entendimiento.

Renovar.

Si deshacemos lo hecho,
con deseos de renovarlo,
hemos de estar al acecho,
para no estropearlo.
La maña, la reflexión
y el estudio, anticipado,
darán paso a la acción,
hasta verlo terminado.
Se necesita paciencia,
estímulo en el trabajo,
y, sobre todo, experiencia
para no ir a destajo.
Se valorará el primor,
el sentido de constancia
y, sobre todo, el amor,
válgase la redundancia.
Una vez finalizado,
tendremos la sensación,
de ducho, en lo arreglado,
y enorme satisfacción,
porque lo hemos logrado,
bien hecho y elegante.
Por los demás, admirado,
y por ti, gratificante.

¡Que pena!

No sé decir, lo que deciros quiero,
pero, mi alma, henchida de dolor,
vio marchitada aquella hermosa flor,
que reflejaba amor verdadero.

Era sutil, de caracter sincero,
henchida de fragancia y de color,
que exhalaba exquisito olor,
mas, se perdió, por lujo y por dinero.

"A veces, rompe el saco la avaricia",
expresión vulgar y cotidiana,
pero, cierta, refleja la codicia.

Aparece en persona mundana,
no para recibir una caricia,
sino, por condición, de ultranza, vana.

El sol.

Cuando el sol llama a tu puerta,
se aminoran tus lamentos,
y, a tu fuero interno, alerta,
de entrañables sentimientos.
Símbolo de admiración,
que recibes, día, a día,
y te llena de ilusión,
para seguir por tu vía.
Es un regalo, divino,
que te concede la vida,
al despertar, matutino,
que aceptas, agradecida.
Esperando otra mañana,
con el mismo sentimiento,
y con idéntica gana,
de alegrar tu pensamiento.

Complejidad.

Se es feliz, al aceptar,
con buen carácter y amor,
lo que puede deparar
la vida, si hay dolor.
A veces, se nos presenta,
en situaciones complejas,
sin, apenas, darnos cuenta,
pero, que, al final, despejas.
Es muy fácil, detectar,
penurias, e inconvenientes,
y, ni siquiera aceptar,
los oprobios, demolientes.
La mente, es necesaria,
de normas, en positivo,
pero, también, arbitraria,
de carácter depresivo.
Mas, el amor a la vida,
hace de pesar, euforias,
por no verla deslucida,
transformándola en victorias..
Por consiguiente, es preciso,
para orillar pesadumbres,
tener fe y ser conciso,
al borrar malas costumbres.

Beso.

Por un beso de tu boca,
no sé bien, lo que daría,
quizá, me volvería loca,
de amor y melancolía.
Tus labios, se libarían,
de un elixir pasional,
y, también, me llenarían,
de tu aroma personal.
Una simbiosis perfecta,
de ilusiones compartidas,
que redundaríán en fiesta,
siempre, juntas nuestras vidas.

2.017.

Nuevo año, misma vida.
Mi entorno, es similar,
si no igual, es parecida,
lo intuyo, al comenzar.
Un compendio de factores,
similares al de ayer,
en casa y alrededores,
como ya podremos ver.
No me quejo, estoy contenta,
sé que voy, como debiera,
mejor, sería una afrenta,
porque estoy, como quisiera.
Y doy gracias a la vida,
porque me da demasiado:
atención inmerecida,
y un presente... añorado.