Te fuiste, niña bonita,
me dejaste sin lucero.
entrecortada, contrita,
sin un adiós, ni un te quiero.
Vivo, sin vivir, en sombras,
en extrema oscuridad,
no te oigo, si me nombras,
en grave infelicidad.
Sin ti, la vida no es vida,
es continuo pernoctar,
soñando con tu partida,
y sin querer despertar.
Te encontrabas en la cumbre,
de belleza y juventud.
Eras mi amor y la lumbre,
de mi grata senectud.
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