Olvido.

Cuando el amor se convierte en ceniza,
volará con la ayuda del viento,
lo mismo que nuestro propio aliento,
que envuelto en el olvido se eterniza.

Como esta situación se exterioriza,
perdemos la emoción, hasta el talento
y nuestro corazón late mas lento,
de forma lapidaria y enfermiza.

¡Que pena que lo que empieza acabe,
sin saber el por qué, el cómo y cuando!.
Lo que si averiguamos es que es grave.

Que se pierde lo que llevamos dando,
que en el alma, ese placer no cabe
y, con la lumbre, lo hemos ido quemando.

Gran sol.

Pienso, cuando el sol se esconde,
que lo veré al nuevo día,
aunque ignore desde donde
su esplendor será mi guía.
Fui una impulsiva amante
de sus rayos intensivos
y él, el peor donante
de sus tonos abrasivos.
Aún así, lo venero
porque fue mi gran amor
y me alumbra por entero.
Me olvido de lo anterior.
Sin sol, ¿que sería e mí?
Me hundiría en el abismo,
pues pronto lo descubrí
y no ha sido un espejismo.

.

Mentes.

El estado de la mente
regula las emociones,
en todo, constantemente,
para paliar sensaciones.
Oscilará en la medida
del comienzo y el después,
que nos ha dado la vida,
al derecho o al revés.
Sufrimos por conservar
las lecciones aprendidas,
mas no debemos luchar
por las que ya están perdidas.
Hay mentes superdotadas,
mágicas en su quehacer,
Con los años, degradadas,
conservan su proceder.
Lucho una y otra vez,
intentando conservar
un poco de lucidez,
para entender y rimar.

Vejez.

La situación me domina
en cuanto a la madurez
y su estado me origina
un truque de la vejez.
Esta palabra es difusa
ante su significado,
porque ahora no se usa:
tercera edad lo adecuado.
Antes, se tenía otra suerte,
se sometían a cuidados
de familia, hasta la muerte,
todos juntos y abrigados.
No había otra alternativa,
el futuro estaba echado
y esta antigua normativa
ayudaba al encuestado.
Ahora, todo redunda
en obras residenciales,
que es lo que más abunda,
o cuidados personales.
Solo existe soledad,
digamos bien compartida,
pero gran ambigüedad
en familia dividida.

Identidad

¿Cuál es nuestra identidad.
en torno al subconsciente
y al impulso de la mente?
¿Cuál será la realidad?
Se basa en la educación
de nuestra propia conciencia
y, además, la inteligencia
puede ser la salvación.
Agradecer a la vida,
que por vivirla, es hermosa,
y aunque no sea generosa,
se ha de aprobar su medida.
Y una vez encajado,
con paciencia el subsistir,
ya podríamos decir
que lo hemos acertado.

"Barón".

Sé que estás en la miseria,
que has bajado de nivel.
Te mueves en una feria,
lo opuesto a un vergel.
Malgastaste tu fortuna,
en tono superlativo
y aunque seas de buen cuna,
no eres nada ahorrativo.
Lástima que tu misión,
tan solo sea negativa,
solo tu heredado "don"
lo usas de alternativa.
Ese "don", no tiene precio
y es conveniente no usarlo,
pues no suplirá el desprecio
de tu eterno despilfarro.
Aplícate la entereza
de Barón, que es prioritario
y olvídate de "su alteza",
aunque sea mas ordinario.

A mi sobrino Juan Fco. M.

Desde el día que naciste,
seguí el curso de tu vida.
Muy cerca de mi estuviste,
hasta buscar tu partida.
Pero, siempre conservé,
tu bien hacer y tu encanto
y día a día, observé
como siguió tu adelanto.
"Pisco": amo tu entereza;
te apuntaste a defender
la miseria y la pobreza,
por bondad, como un deber.
Eres un gran mediador
de Teresa de Calcuta,
encomiable seguidor
de su obra y de su ruta.
Como padre, eres perfecto
y un marido ideal..
Todos pedimos tu afecto,
por tu "don reverencial"

Te recuerdo.

¡Oh mar, cuanto te venero!
Sueño contigo durmiendo.
Me dedico por entero
a pensar en ti, sufriendo.
Tus vaivenes los añoro
y las olas juguetonas,
besándome, las adoro,
sutiles y remolonas.
Cuanto daría por volver,
de nuevo, a visionar
tu luz , sería un placer
y la luna al dormitar.
Un cúmulo de factores
que ahora me están vedados,
tus ciclos y tus olores,
siempre a mi vera, anclados.
Contigo empecé a  rimar,
por tu ambiente seductor
y, también, empecé a amar.
¡Extraordinario favor!

Machismo.

Se movió en el averno
y en el limbo, sin consuelo,
muchos años, ciclo eterno,
con su mirada en el cielo.
Es verdad que consiguió
en compañía, soledad,
mas tristemente vivió
ofendida, sin piedad.
Se casó enamorada,
confiando en su bondad.
Era buena y educada
y prudente, en realidad.
El mintió al enamorarla,
con gracia y desparpajo
y ella confió en su charla,
la que empleaba a destajo.
Supo de la ingratitud,
del desprecio a sus quehaceres,
a la humildad, la virtud
y a sus perfectos deberes.
Todo lo tuvo a su lado:
sufrimiento, rebeldía,
desprecio exacerbado,
muchos años, día tras día.
Hasta que huyó de su encierro
y con valentía enterró,
la pesadilla, el infierno,
que antaño la deslumbró.

Displicencia.

Siempre repito lo mismo,
por desidia en el trabajo,
quizás me falte optimismo,
o mi ánimo esté bajo.
Pero la rima me llama
y cuando me llama, acudo
y ofrezco la misma gama,
porque, en otro tema, dudo.
Ya me he vuelto displicente
y falta de autonomía,
casi siempre reticente,
en una absurda manía.

Ignorancia.

Si pudiera saber en que consiste
el curso ordinario de mi vida,
vería desenfadada mi partida,
con el humor o lucha que reviste.

Ignoro el contratiempo que existe,
para organizar la despedida,
que será imprescindible, en la medida,
del amor o desprecio que tu diste.

Jeroglífico que habría que descifrar
en cada uno, independientemente,
difícil de escoger y de aunar.

Son mucho los errores de la mente
y los aciertos para rememorar.
Esperemos hallarlos prontamente.

A un niño.

No te metas en otro atolladero,
por necio, por ser imperativo,
en todas tus acciones ofensivo
y en tu medio, enérgico y severo.

Me duele que no seas sincero
y te muevas en tono despectivo.
Cambia de parecer, sé afectivo,
muéstrate sencillo y verdadero.

Eres joven y aún no has madurado
y por eso, no puedo permitir
que siempre estés esquivo y enfadado.

Menos ínfulas y mas perseguir
un nuevo ambiente iluminado
que te ofrezca felizmente vivir.

Actitud.

Cuando el sol se levanta, él se acuesta,
hábito reprobable acostumbrado,
entre sombras y luces amparado,
inmerso en el camino que apuesta.

No quiero convertirlo en una encuesta,
porque, a mi parecer, es reservado,
histérico quizás, desenfadado
y mi mente, por eso lo detesta.

Es un camino opuesto al corriente,
difícil de encajarlo y aprobar.
Solo puedo decir que es deprimente.

Que, a mi juicio, se debe detestar.
Un principio que reprueba la gente,
y no es una buena forma de actuar.

Debilidad.

Me entristece esta debilidad.
Estoy inmersa en mis sensaciones
de espíritu interior y de emociones,
que exasperan mi sensibilidad.

Me pregunto: ¿cual es mi facultad,
hasta donde llegan mis condiciones
y cuales deben ser mis conclusiones,
para vivir la cruda realidad?

Lo ignoro, me muevo como lo siento
y a donde me dirijo, allá voy,
pero llena de amor y de contento.
.
Así yo me retrato y así soy:
un número mas en cada evento.
que suma en el lugar que  estoy.

Felicidad.

Me marcho, ¡que feliz soy!
a la sierra madrileña.
De vacaciones me voy,
porque mi hijo se empeña.
Viajaré cómodamente
quizá un poco alborotado.
Para mi cuerpo y mi mente
puede ser algo pesado.
Hay que pagar un tributo
para hallar felicidad,
pero.al final, dará fruto
cualquier reciprocidad.
Conocer a mi bisnieto,
es mi deseo rutinario.
Ilusiones al completo
en este veraneario.

Susceptibilidad.

Solo me dedico a mí,
personal, físicamente.
Mi espíritu no es así,
por amar constantemente.
Soy susceptible en exceso,
a lo bueno y a lo malo,
con incapié en el proceso,
aunque, a veces, me resbalo.
En pro, o en contra del alma,
según sea el pensamiento.
Me da frío o me da calma,
depende del sentimiento.

Larga espera.

Muy pronto, empezamos a querernos,
con ese amor platónico, de brillo
y enfrentados a un trágico ovillo,
mas tarde, dejaríamos de vernos

Ese ovillo llegó a  entorpecernos,
tanto, que nuestro andar no fue sencillo.
Largos años duró el desovillo,
y nosotros, sin poder defendernos.

El silencio, solo fue nuestro amigo,
pero nunca dejamos de amarnos
y el tiempo se añadía al sumo y sigo.

Nos vimos tarde, ya sin esperarnos,
pero tanto tardó, como antes digo,
que no llegó a tiempo de casarnos.

Ilusiones.

Despiertos también soñamos,
en vergeles y en cuentos
y a ellos nos agarramos,
con esperanza, contentos.
Esperamos convertirnos
en flagrantes visionarios
de belleza y erigirnos,
del placer, hereditarios.
Como "La bella durmiente",
que esperaba ilusionada
a su príncipe, paciente,
para vivir "regalada"
Así, querríamos vivir,
con el príncipe soñado,
por lo menos, conseguir
el día a día, añorado.

Amar la vida.

Amo con fuerza la vida,
porque ella me ama a mí
y le estoy agradecida
desde el día que nací.
Alberga mis pensamientos,
con plena moderación
y cierra mis sentimientos,
con entera devoción.
Ha obrado justamente,
en todas mis relaciones
y ha educado mi mente,
con mejores intenciones.
Estos calificativos
formaron mi existencia,
con temarios positivos,
que ahondaron en mi conciencia.
Son la exacta realidad
de lo que fui y lo que soy,
aprendida sin maldad,
desde entonces, hasta hoy.

Juego.

En el juego de la vida,
hay que saber apostar
y estar siempre dividida
entre el perder o el ganar.
Hay un riesgo, ciertamente,
que tienes que controlar,
pues perder, es lo corriente
en todo juego de azar.
Por consiguiente, debemos
no hacer caso a la codicia.
En mente, lo repudiemos
y olvidemos la avaricia.

Querer no es poder.

En mi ámbito social,
me muevo discretamente,
por mi estado actual,
longevo concretamente.
Mi pobre autonomía,
es reducida, constante.
Uso la monotonía
para seguir adelante.
Sin embargo, en ocasiones,
quisiera llegar mas lejos,
mas luego, mis reflexiones
se miran en los espejos.
Evalúan mis condiciones,
para darme a comprender
que solo son ilusiones,
que es querer y no poder.

Celos.

Hay enfermizos amores,
en esencia, degradantes,
digamos abrasadores,
para diversos amantes.
Si uno de ellos es celoso,
con su amor enloquecido,
se mostrará alevoso
con la que lo ha compartido.
Son como poseedores
de su pareja indicada,
digamos depredadores
de su propia enamorada.
Amor es dedicación,
es compartir emociones
y entregar, con devoción,
todas las motivaciones.