Pienso, cuando el sol se esconde,
que lo veré al nuevo día,
aunque ignore desde donde
su esplendor será mi guía.
Fui una impulsiva amante
de sus rayos intensivos
y él, el peor donante
de sus tonos abrasivos.
Aún así, lo venero
porque fue mi gran amor
y me alumbra por entero.
Me olvido de lo anterior.
Sin sol, ¿que sería e mí?
Me hundiría en el abismo,
pues pronto lo descubrí
y no ha sido un espejismo.
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