Si y no.

Si te digo sí, te miento
y cuando te digo no,
enseguida me arrepiento,
me siento culpable yo.
Debo ser más comedida
y decirlo de otra forma,
más suave y distinguida,
que, sin duda, es la norma.
Parece que así ofendemos,
mejor es berborrear
de buenos modos y haremos
un buen papel al entrar.
Lo bueno y lo ejemplar,
es el sí, lo que merece
y el no, se debe de usar,
sin ofender,  me parece.

.

Desolación.

Una niña chiquitita
que la iglesia visitaba,
le decía a la virgencita,
mientras contrita lloraba:
Madre, yo busco a  la mía,
y no sé donde encontrarla,
sin dejar ni un solo día
y no he podido besarla
Una noche, yo soñé
que en sus brazos me dormía,
pero cuando desperté
su cama estaba "muy fría".

Decisiones.

Siempre sabes lo que quieres,
pero a veces lo analizas
hasta saber qué prefieres
y por ello te eternizas.
Falla la credulidad
de la misma deducción,
que será la realidad
y hallarás la solución.
Me cuesta, a veces, seguir
por un camino indiscreto,
prefiero contradecir
y averiguar el secreto.
Muchas veces, yo debiera,
por breve inseguridad,
hacer lo que yo quisiera
para hallar la realidad.

Para Mario Gómez.

Eres mi gran estilista,
cuarenta y dos años cuento,
que me peinas de revista,
creo que muchos mas de ciento

El rey de los peluqueros,
así yo te considero
el mejor de los primeros
y mi amigo verdadero.

¡Pobre hombre!

Una vez,  había "un pobre"
tan malo como taimado,
como desecho de hombre,
despreciable y desastrado.
Alimentaba disturbios,
que le producían placer,
era el rey de los suburbios
por ese mal proceder.
Sus fechorías englobaban
los robos y las traiciones
y sus frentes estudiaban
las susodichas acciones.
Desde niño le obligaron
a esta vida pervertida,
pero jamás le enseñaron
que había otra mejor vida.

Ejemplo.

Se fue para no volver.
Era tan impetuosa,
incapaz de obedecer
lo que fuera, cualquier cosa.
Simplemente, despiadada
por un orgullo excesivo,
quería ser siempre adulada
con su ímpetu impulsivo.
Su costumbre era no dar,
a cambio de recibir
y solo ofrecía pesar,
por su forma de vivir.
Y volvió, no cabe duda.
Su conciencia le enseñó
a devolver toda ayuda,
tal como la recibió.
Con amor fue recibida,
sin reprocharle su afrenta
y ella, muy agradecida,
vivió feliz y contenta.
A veces, tomas ejemplo
de la bondad recibida,
"tiene mas fuerza que un templo"
y es mucho mas expresiva.

Carácter..

La puse en un pedestal
cuando no la conocía.
No era buena, era banal,
me equivoqué en aquel día.
De actitud egocentrista,
envuelta en papel lujoso.
No lo vi a primera vista
porque su aspecto era hermoso.
Inmersa en su vanidad,
solo a su yo obedecía..
Falta de ecuanimidad,
con artimañas vivía.
Se desenvolvía altanera,
con léxico empobrecido,
sin seso que la cubriera
y en lenguaje desmedido.
El tiempo se encargará
de juzgar sus sentimientos
y arbitralmente sabrá
uno a uno, sus mommentos.

Sentimiento noble.

No te enfades abuelita
por lo que voy a contarte,
aunque soy muy jovencita
no quisiera defraudarte.
Confío en tu prudencia
y en tu cariño acendrado
y recurro a tu conciencia
para explicarte mi estado.
Ayer, conocí a Cupido
y enrojeció mi semblante,
para mí era prohibido
su ardoroso talante.
Me embelesó su mirada
y quizás su atrevimiento,
su contemplación airada
y también su sentimiento.
Desde entonces, si le miro,
me estremezco y ruborizo,
sin darme cuenta, suspiro
por ese beso indeciso.
Sé que lo quiero abuelita,
que lo espero con placer,
que mi corazón palpita
y deseo volverlo a ver..

Destruir.

Destruir no es olvidar,
es romper con lo vivido
y no quererlo guardar,
es no buscar lo perdido.
No lo puedes encontrar
porque ha desaparecido
y no lo debes buscar,
porque no lo ha merecido.
A veces, lo que construyes,
lo has hecho desprevenida
y por eso lo destruyes,
para empezar nueva vida.

Sin prisa.

Cuando el amor se debate,
entre los nos o los síes,
no te metas en combate
y en vez de llorar, te ríes.
La duda será aclarada
por el peso de la mente,
que debe ser mesurada
por la luz del subconsciente.
Tú divagas, pero sabes
lo que dicta el corazón
y de ese embrujo no sales
hasta el sí de la razón.
El alma, alegre o contrita,
elegirá entre los dos,
ni despacio ni depisa
y a uno le dirás adiós.

Juventud.

El viento me rumorea
tus palabras cariñosas,
incluso se alardea
de nuestras vivencias locas,
que mantuvimos unidos
silenciando nuestro amor,
muchas veces escondidos,
por nuestro infantil rubor.
Solo tú y yo disfruamos
de nuestras intimidades,
los dos reimos, lloramos,
en nuestras cortas edades.
Delirio de juventud,
muy intenso, pero puro
por su inmensa magnitud,
aunque a veces, también duro.
Me gusta rememorar
las delicias del pasado,
que me ayudan a alegrar
lo que siempre fue sagrado.

Arbitrariedad.

Difiero en mi confianza,
doy vueltas como la tierra,
no equilibro mi balanza
y, en el fondo, estoy en guerra
con mi conflicto actual.
En lo cabal me mantengo,
para mí es primordial
y a estudiarlo me detengo.
Es obvio mi parecer,
sin embargo en  lo tocante
al dinero y al poder,
prefiero ser ignorante.
Y en cuanto a discutir
en problemas ordinarios
que entorpezcan mi vivir,
para mí, son arbitrarios.

Valores.

Hoy hay nuevos valores
que antes se desconocían,
yo creo que son inferiores
a los que antes habían.
Se dan en la negligencia,
en la forma de avanzar
hacia otra convivencia
que nos cuesta aceptar.
Incluso, nuestra conciencia
se rebela al cotejar
el pasado y la vigencia
en nuestra forma de obrar.
No somos meticulosos,
porque se vive con prisa
y menos respetuosos;
vamos a trote, deprisa.
El tiempo así lo merece
 y no vale contrastar.
Por tanto a mi me parece
que es malo evolucionar.

Tertulias.

Me detengo en meditar,
lo mejor que puedo hacer.
Las horas de descansar,
las dedico a entretener
mi espíritu en consecuencia
de mi estado en general
y mi débil negligencia,
que me dicen que es normal.
Me distraigo en escuchar
uno y otro parecer,
que ayudan a recordar
lo que olvidé en mi saber
Mi deseo es conversar
con mis viejas tertulianas,
que me ayudan a alegrar
mi vida por las mañanas.

Diligencia.

Con impulso y decisión
seremos lo que queramos,
falta la meditación
y saber a donde vamos.
Son difíciles premisas
que sencillas nos parecen,
pero deben ser concisas
porque estudiarlas merecen.
Y ahí está lo importante:
la capacidad mental,
especialmente brillante,
que es algo fundamental.
Hay también que distinguir
el grado de inteligencia.
No se le puede pedir
al incauto, diligencia.

Enemistad.

Inclinamos la balanza,
siempre a nuestro favor,
por falta de alianza
y justicia en derredor.
Enarbolamos litigios
por escueta nimiedad,
que tan solo son vestigios
de falta de afinidad.
La envidia es detestable
igual que la ingratitud,
ninguna es aprobable
en cualquiera magnitud.
Todos queremos tener,
a destajo, comprensión
en nuestra forma de ser
y no tenemos razón
A veces, hay que asumir
el valor equitativo
del contrario, a esgrimir,
para aclarar el motivo.

Museos.

.
Los museos magnifican
mi espíritu y subconsciente.
Es un delicioso ambiente
que mis ojos reivindican.
Mi doctrina y gratitud
embellecen mi camino,
agradeciendo mi sino
esta gran similitud
entre el antes y el después,
que cotejo entusiasmada
mi visión enamorada,
aumentando mi interés.
Admiré y sigo admirando
lo concerniente al arte,
del que a veces tomé parte
y me sigue interesando.
Nos abriga la belleza
nuestro yo, intrínsicamente
y estimula nuestra mente
a amar la naturaleza.

Negra noche.

Aquella noche cerrada,
oscura y desolada,
con el mar embravecido
enloqueciendo su ruido,
me hicieron estremecer
de miedo, al parecer.
Me acurruqué escondida
y me arropé enseguida,
escuchando el oleaje,
que destrozaba el paisaje,
con olas majstuosas
para la playa escabrosas.
No dormí en toda la noche,
esperando un mejor broche,
para empezar la mañana
y así fue, fresca y lozana.

Impulso positivo.

El alma se magnifica
con la bondad y el amor
y solo así multiplica
la esencia de cualquier flor.
Será un placer respirar
aire puro en abundancia,
de esa flor que ha de extasiar
nuestro cuerpo, en consonancia.
Debe estar nuestro vivir
de acuerdo con la conciencia,
sera un modo de seguir
contentos con la existencia.
Nos será fácil cumplir
con las leyes del deber,
si se lucha en instruir
nuestra manera de ser.
Este impulso indefinido
de crear un buen vivir,
no será jamás vencido.
¡Será un dulce subsistir!
 

Desolación.

Cuando te veo me ilumino
con tu porte y distinción
y en tu rostro adivino
tristeza y desolación.
Todo empieza y todo acaba
y aquello se terminó,
lo que te ilusionaba
el viento se lo llevó.
Anima tu desengaño,
porque tu eres superior
a ese trato, a ese engaño.
¡Te mereces lo mejor!
Volverás a sonreir
con otro idílico amor,
que te ofrecerá vivir
respirando un grato olor.

Lacra.

Deteriora la tristeza
el rostro y la identidad,
mas que la naturaleza
que la hundirá, por la edad.
El malvivir, la pobreza,
símbolo de humillación,
destruirán la entereza,
sumando desolación.
Será en un foso vivir
por ese ambiente perverso,
hasta lograr destruir
la lacra del universo.