La puse en un pedestal
cuando no la conocía.
No era buena, era banal,
me equivoqué en aquel día.
De actitud egocentrista,
envuelta en papel lujoso.
No lo vi a primera vista
porque su aspecto era hermoso.
Inmersa en su vanidad,
solo a su yo obedecía..
Falta de ecuanimidad,
con artimañas vivía.
Se desenvolvía altanera,
con léxico empobrecido,
sin seso que la cubriera
y en lenguaje desmedido.
El tiempo se encargará
de juzgar sus sentimientos
y arbitralmente sabrá
uno a uno, sus mommentos.
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