Antes, siempre preocuàdos
por las cartas del portero,
de la familia, "amados",
pero de esto, ahora, cero.
Se ha ahuyentado la ilusión
de los mensajes privados,
que estaban en proporción
de aquellos sobres cerrados
¡Que alegría recibir
esa carta esperada!
para luego escribir,
con la pasión adecuada.
Días de rosas y amor,
que en el tiempo se perdieron,
¡que penita y que dolor,
que en el ayer se escondieron!
Hoy, ocurre lo contrario,
en cuanto a la ilusión,
puedes llenar un armario
de facturas en cuestión.
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