No quiero regodearme
de tristeza o de lamento,
ni tampoco alarmarme
en este triste momento.
La arritmia que sufrí ayer
me ha dejado sin consuelo,
estoy bien, a mi entender,
porque la ha arrastrado el vuelo,
pero me ha dejado inerme,
sin deseos de hacer nada,
ni siquiera de ponerme
a rimar, muy disgustada.
No quiero bajar el ritmo
de mi estado en general,
como me ocurre ahora mismo
que, creo, no es natural.
Debo seguir positiva
porque he vuelto a lo normal
y no veo espectativa
distinta a la natural.
Me gusta ser divertida
y hablar, hablar, hablar,
pero el habla está escondida
y no quiere conversar.
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