El espíritu y mi vida
están algo desunidos,
tienen una sacudida,
que compungen mis sentidos.
Espero, ¡siempre esperando!
que se unan por igual
y ellos se vayan amando
a un rigor muy especial.
Se esconden las esperanzas
y esperamos que afloren,
incluso con alabanzas,
para que mas se condonen.
Mi camino, no me asusta,
lo acato con alegría
y tan solo, me disgusta
esta triste anomalía,
que espero que se marchite,
con excelentes colores
y, también, que se desquite
con el olor de las flores.
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