No es un erial mi vida,
simplemente, es un jazmín,
con su aroma extendida,
para olerla hasta mi fin.
He aprendido a vivir,
alabando mi pasado,
me olvidé de describir
lo que no me haya gustado.
Mi razón supo aprender,
al cabo de mucho tiempo,
lo mejor, a mi entender:
¡hay que vivir el momento!
que hay muchos en mi haber,
quizá, mas de lo corriente,
lo aprendí con mi saber,
y lo acoplé en mi ambiente.
Espero con alegría
estos años venideros,
que darán sabiduría,
menos, pero verdaderos.
Siempre, alardeé de mi edad,
del resto de mi familia,
es un honor, en verdad
que mucho me reconcilia,
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