Hoy, ha sido el no va más
de mis olvidos diarios,
¿sin lentes, a donde vas?
cuando son tan necesarios.
Jamás me había ocurrido,
porque, en el café, escribo,
sin ellos, he conseguido
no saber ni como vivo.
Con deterioro, me visto,
apenas sin el espejo,
aunque, a pesar, insisto
y alguna cosa me dejo.
Me preocupo del estilo,
que todo esté en orden,
esta vez, llegué al filo
de este tremendo desorden.
Eso si, mi vestimenta
debe ser insuperable,
es lo que mas me contenta,
cubrir lo desagradable,
o , quizás, disimularlo
con cosas mas vaporosas,
no se si llego a lograrlo,
pero, al menos, son vistosas.
Me arreglaré hasta la muerte
la condición que heredé
de mi madre, en este frente
y así lo reviviré.
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