La belleza, no se cifra,
tan solo, en el exterior,
que da la naturaleza.
Simplemente, es superior:
Cuando el bien se manifiesta,
sin haberlo meditado
y en el alma, se detecta,
la impunidad y el pecado.
Cuando vences los rencores,
con harta tenacidad
y los suples, con amores,
con gusto y fidelidad.
Cuando perder, sea victoria,
porque existe una verdad
y la aplaudas, como gloria,
por la deportividad.
Cuando seas noble y honrado,
desapruebes la peleas,
porque no son de tu agrado,
no, porque cobarde seas.
Hay que ser consecuente,
primero, contigo mismo
y encarrilar la mente,
con cordura y altruismo,
Son premisas, muy valiosas,
para una justa belleza,
en verdad esplendorosas.
¿He hablado con certeza?
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