¡Es dulce el atardecer!
Las angustias, las presiones,
mueren al anochecer.
Se acallan las tentaciones.
El silencio, se respeta,
se agradece la quietud
y la paciencia nos reta,
a un asomo de virtud.
El sueño, regulador
de las cuestiones, sería,
perfecto controlador,
de las tensiones del día.
Esa paz, maravillosa,
que, al espíritu, sosiega,
influye, mas que otra cosa,
en la calma que nos lega.
Soy feliz, porque respeto,
todo lo que Dios me ha dado,
una verdad, no es un secreto,
para ser reivindicado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario