Cuantas veces, estando en la penumbra,
me veo iluminada, mentalmente,
por un rayo de luz, que, suavemente,
abre paso a la guía que me alumbra.
Sin saber el por qué, ella me encumbra,
hacia un mundo interior, mi subconsciente,
que graba lo anterior, en mi presente
y a rememorarlo, me acostumbra.
Lo idílico sería, retroceder,
los fallos que, en su tiempo, me macaron,
para poderlos, después, recomponer.
La verdad es, que si no se sacaron,
seguirán, en los estancos del ayer.
¡Solo, con mi utopía, se desbordaron!
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