Nadando en un mar de sensaciones,
todas ellas, radiantes, melodiosas
entre nubes y pétalos de rosas,
me llenaba de dulces ilusiones.
Que convertía, mas tarde, en confusiones,
recordando el halago a las diosas,
llenas de adulación, mas, perniciosas,
propias de detestables relaciones.
Bajé del pedestal, con desencanto,
cúmulo de obsesión y falsedad,
desprovista de aquel oscuro manto.
Manchado de lujuria y vanidad,
que revierte en lágrimas y llanto,
interpuesto a la felicidad.
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