La marea del mar, me sobrepone,
ante su colorido, azul verdoso,
con un fuerte oleaje, sin reposo,
mi espíritu, sencillo, descompone.
Su majestuosidad, me predispone,
a vibrar de emoción, ante el coloso,
que ruge, descompuesto y nervioso,
jugando con el pavor, que impone.
Estampa, aunque dura, magistral,
que lucha con la lluvia y con el viento,
con estruendoso poder sentimental.
Me subyuga mi propio descontento,
ante su poderío descomunal,
que empaña, a los navíos, de lamento.
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