Me cuidas, con respeto y cariño.
Resuelves mis problemas, con talento,
igual que, con dulzura, mi lamento,
con esmero, como si fuera un niño.
A tus buenos modales, me ciño,
y acepto tu comportamiento,
por tu humildad y tu sentimiento.
¡Eres sensacional, como el armiño!
Igual que es impoluta tu conciencia,,
encerrada en núcleo, transparente,
y envuelta en un halo, de decencia.
No habrá otra mejor, que se enfrente,
por tu saber hacer, por tu paciencia.
¡Por eso, te querrré, eternamente!
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