Era un adolescente,
tímido y entrecortado,
que pecaba de inocente,
¡Pero, tan enamorado!
Que no sabía demostrar,
su pasión, a la mozuela,
solo, la sabía mirar,
impávido, en la escuela.
Sin atreverse a entablar,
ni una conversación,
de los temas a estudiar.
¡Era tanta su emoción!
Solo, sabía pronunciar,
palabras entrecortadas,
difíciles de aclarar.
Estaban enmarañadas.
Pero, si, sabía vibrar,
su corazón, transparente,
porque no sabía encontrar,
más que ilusión, en su mente.
Hasta que llegó un día,
que otro se le adelantó,
mientras, él, se debatía,
y, sin su amor, se quedó...
No hay comentarios:
Publicar un comentario