Hay que saber vivir, hasta el final,
y dar gracias a Dios, por lo que eres,
aunque seas la mitad de lo que fueres,
por sentirte orgullosa y cabal.
En sentido arbitrario y casual,
se podrían barajar muchos placeres,
dentro de la conciencia y tus deberes
con menos influencia sensual.
Cada nuevo día, lo bendigo,
y son muchos los que ya han pasado,
en el mundo, ideal, que yo consigo.
Entrañable, con un toque pausado,
que cubre la andadura que persigo,
en un ámbito alegre y sosegado.
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