martes, 18 de abril de 2017

El mar.

El mar, tiene tanto encanto,
que mi vista se recrea,
en su misterioso manto,
que, tan azul, lo rodea.
Siento una paz, infinita,
con su continuo vaivén,
que a relajarme, me invita,
y a contemplarlo, también.
Las olas, con su blancura,
sinónimo de pureza,
extasían, con su dulzura,
y su, exquisita, belleza.
Cuando llegan a la arena,
su flujo, mas bien, decrece,
poniéndonos en escena,
el amor que les ofrece.
Y, cuando sale la luna,
rojiza, besando al mar,
no habrá otra visión; ninguna,
que se pueda comparar.

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