El mar, tiene tanto encanto,
que mi vista se recrea,
en su misterioso manto,
que, tan azul, lo rodea.
Siento una paz, infinita,
con su continuo vaivén,
que a relajarme, me invita,
y a contemplarlo, también.
Las olas, con su blancura,
sinónimo de pureza,
extasían, con su dulzura,
y su, exquisita, belleza.
Cuando llegan a la arena,
su flujo, mas bien, decrece,
poniéndonos en escena,
el amor que les ofrece.
Y, cuando sale la luna,
rojiza, besando al mar,
no habrá otra visión; ninguna,
que se pueda comparar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario