Un antes y un después.

En mi vida, muchas veces
desprecié las diversiones
por mis deberes, con creces,
perdiendo las ilusiones.
Lo primordial para mí,
eran mis hijos, mi hogar
y, en consecuencia, perdí
esos juegos del azar.
Feliz me desenvolvía
con su cariño y bondad,
con ellos, ¿que mas quería?
Tenía la felicidad.
Hoy ya, que sola vivo,
me gustaría disfrutar
de lo que había perdido
y es tarde  para buscar.
Los años minimizaron
músculos para empujar
y tampoco agilizaron
mi mente, al meditar.

Payaso.

Había una vez, un payaso
que a los niños encantaba,
con su vestido de raso
y a todos nos subyugaba.
Dentro de su profesión,
sabía moverse con gracia,
irradiaba ilusión,
escondiendo su desgracia.
Motivaba optimismo
y con piruetas, saltaba,
riéndose de sí mismo,
cuando en el fondo lloraba.
Como vivía en la miseria,
sus padres, con gran presteza,
lo llevaron a la feria
para paliar su pobreza.
Regalando alegría,
vivió así, año tras año,
pero nadie descubría
la tristeza de su engaño.

Olvido.

Sé un cuarto de la mitad
de lo que tuve aprendido.
Me corroe la vanidad
y mi cerebro querido.
¿A donde han ido a parar
los estudios aprendidos?
Seguramente a volar
con otros también perdidos.
Quiero aclarar y no sé
por qué este deterioro,
desde cuando los mermé
y ahora tanto los añoro.
Creo, de forma paulatina,
al transcurso de los años
y hoy, es repentina
mi pena por esos daños.

Ser o no ser.

La estrategia de vivir,
suele ser muy complicada.
Es aguantar y sufrir
o reír despreocupada.
Es, con euforia, cantar
y sentirse agasajada
y otras veces, escuchar
algo que te desagrada.
Es  vivir de ilusiones,
que puede que sean fallidas
por parte de decisiones
o que fueran revertidas.
Es tener y compartir
con pobres o indigentes,
lo que puedas dividir,
para ayudar a esas gentes.
Es, sin querer, tropezar
una vez y otras veces
y empeñarte en desviar
esos vaivenes con creces.
La conciencia es prinordial
para la desolación,
es ser correcto y cabal
al juzgar la situación.
Ser rico o, tal vez, pobre,
es cuestión de posición.
No cambies oro por cobre,
¡sería una aberración!.

Calma - Viento.

Soy lo que se detecta
entre el viento y la calma,
que no tan solo a  mi afecta
ni a mi susodicha alma.
Dos aspectos enlazados,
opuestos en concepción,
que se darán separados
para mejor comprensión.
Por una parte, es el viento
el que lanza mis pesares
y, por otra parte, siento
la calma de los hogares.
Así soy yo: virtuosa
cuando la vida es sencilla
y, al contrario, ventosa
para la mala semilla.

Sensibilidad.

Cuando el amor es sensible
no interviene la razón,
solamente lo dirime
el tic tac del corazón.
Será eterna conjunción
de derechos y deberes
y una amonestación
entre estos dos quereres.
En el juego de la vida,
has de encontrar la mitad
de una naranja partida,
para hallar la felicidad.
El eslogan o concepto
de esta manifestación,
lo creo y lo acepto,
por  no entrar en discusión.

Regalo.

Eres un sol en la tierra,
un regalo en la mirada
que domina y encierra
inmersa virtud premiada.
Tu faz, es una atracción,
un delirio en el ambiente,
reiterada devoción
de tu aspecto reluciente.
Emanas tanta belleza,
que dominas la visión
hacia tu naturaleza,
en constante atención.
Porque, en verdad, alucinas
con ese don adquirido
de facultades divinas
que otra hubiera preferido.
Te acompaña tu bondad
que es del alma privilegio,
una enorme cualidad
para un retrato tan regio.

San Pedro.

Nadé hasta el fondo del mar,
donde se encuentran las llaves
de otra puerta para entrar,
con laberintos y claves.
No sé cuanto he de vivir,
pero vivo mientras muero,
hasta poder descubrir
el nombre de un gran portero.
Pedro, si no me equivoco,
de un paraíso privado,
donde estaría el foco
de ese palacio encantado.
Tengo tiempo para hallar
ese recinto concreto
donde se suelen amar
sus huéspedes, en secreto.
Si es que me dejan entrar
porque lo haya merecido,
las gracias debo de dar
al portero distinguido.

Caida.

Tengo varias contusiones
por la caída de ayer,
rasguños y moratones,
desagradables al ver.
Mi estado no es preocupante,
aunque molesto sí es
a mis años, alarmante
por mi impaciencia y estrés.
Me desenvuelvo airosa
aunque pendiente del suelo,
al que temo bochornosa,
no en la clemencia del cielo.
Por mi familia, lo siento
por el susto que les dí.
Ya se lo ha llevado el viento
y se ha alejado de mí.
Poseo aún fortaleza
para luchar por la vida,
débil, mas con entereza,
para seguir mi partida.

Änimo.

El ánimo se  vulnera
con la alegría y la tristeza,
por lo que se prolifera,
incluso hasta la belleza.
Somos lo que parecemos
aunque eso sea incierto,
es lo primero que vemos
con este sentido abierto.
La cara se ilumina
cuando hay paz y alegría,
que es lo que se origina
si el placer no se desvía.
Lo que manda el sentimiento
se visualiza enseguida
tanto si es pena o contento,
según nos mande la vida.

Onomástica.

Me encuentro en un ambiente
lleno de paz y de afecto
y estoy, por consiguiente,
dentro de un marco perfecto.
Mi soledad se ha paliado
y me muevo con soltura,
con mi familia a mi lado
y caprichos con holgura.
Onomástica, un ritual
de regalos e ilusiones,
obsequiados por igual
y muchas conversaciones.
Donde en mesa suculenta,
se disfruta la comida,
sin prisas, con pausa lenta,
con esmero, bien servida.
Es un día diferente,
muy grato en la compañía
y en excelente vertiente,
que no se da cada día.

Educación.

Yo me permito encajar
el pasado y el presente,
idénticos para amar,
cada caso en su ambiente.
Son mi identificación,
en cuanto al porvenir
en cuestión de formación
y de saber subsistir.
Se adquiere la cultura,
según la motivacion
en una u otra mesura,
pero no la educación.
Que se hereda al nacer
y se sigue en el hogar,
no tiene nada que ver
ni se pueden comparar.
Hay personas muy ilustres,
con falta de educación
y  otras, de bajas costumbres,
sobadas de esa cuestión.

Trio.

Tengo tres Reyes en casa:
hija, nieta y bisnieta,
tres joyas de enorme tasa,
una familia incompleta.
Mis mejores seguidoras
de doctrinas y comicios,
que son mis admiradoras,
de casta y de principios.
Me admiran y las venero
por tanta simbiosidad,
por su amor puro y sincero.
¡Es un logro en realidad!

Deterioro.

O presumo, o me quejo.
Vivo entre entre estas versiones,
no me miro en el espejo
y así creo equivocaciones.
Cada una es insegura
en término fidedigno,
porque no es queja, es ventura
y mi parecer no es digno.
De sentirme presumida,
quizás lo sea, pero nó
para verme embellecida,
ya que mi estilo cambió.
Con tantos años vividos,
se nota mi deterioro,
en general divididos.
¡No cambiemos plata en oro!
Hay momentos disuasorios,
que pensando en el pasado
se vuelven contradictorios,
entre lo escrito y lo hablado

Presumida.

Soy feliz con lo que tengo,
porque me encuentro sobrada
de cariño y lo mantengo
y estoy siempre agasajada
Too el mundo me respeta
y me lisonjean incluso.
Yo, sin embargo, discreta,
de mis lisonjas abuso
Quizás sea muy presumida,
para la edad que ya tengo,
pero me siento perdida
si no visto de "abolengo".
Ese es mi gran capricho,
como si fuera "una diva".
Quería callarme y lo he dicho,
pues lo seré mientras viva.

Un señor.

Si una vez consolidado
llega a su fin el amor,
comprueba en que has fallado,
reflexiona ¡por favor!
Encontrarás un motivo,
que pudiera recordarte
si eres paciente, afectivo
y si has sabido portarte:
Cariñoso, receptivo,
no soberbio y dictador,
ni impaciente y agresivo.
Si has sido "todo un señor"
Aprende a compaginar
caracteres e ilusiones,
para después disfrutar
de sinceras relaciones.

Estampa.

En la pérgola sentada
donde el espíritu reza,
me sentí muy amparada
por las flores, su belleza.
De la paz que me envolvía,
solo el aire turbaba
tan mágica armonía,
suave que acariciaba.
Y al mismo tiempo, atraía
ese cúmulo de olores
que el olfato devolvía
hacia sus alrededores.
Una estampa glamurosa
que tuya la consideras,
tan entrañable y hermosa
que raramente la esperas.

Ayuda.

Es difícil de entender
ese vuelco de tu vida:
fuiste como se ha de ser
y ahora te encuentro perdida.
¿Por qué esta contradicción
si es distinto tu existir?
Te ofrezco mi comprensión,
para paliar tu sufrir.
Antes, todo eran sonrisas
en carácter e ilusiones,
ahora te mueven las prisas,
no entras en conversaciones.
Temo que te falle algo,
que no quieras explicar.
Explayate, si algo valgo,
para poderte ayudar
No te inhibas en la pena.
porque existen soluciones:
cambia tu ambiente de escena
y hallarás compensaciones.

Presencia.

Soy de mi vida testigo,
de la propia realidad
y a todas horas abrigo
 mi honor y mentalidad.
Me gusta ser comedida,
pero fuerte en mi actitud,
compleja y convencida
de mi orgullo y senectud.
Sé definir los conceptos
y apoyarlos si es preciso,
según fueren sus preceptos,
cuando los leo y reviso.
Las dudas me mortifican,
en algunas ocasiones,
pero si al final, si se aplican,
acepto sus decisiones.
Ganará la inteligencia,
yo optaré y opinaré.
Solo valdrá mi presencia,
por los años que sumé.

En la playa.

Un precioso atardecer
cuando la luna brillaba.
Lo recuerdo con placer
porque a tu vera yo estaba.
Era una tarde serena
para nosotros y el mar,
que sentados en la arena
nos placía descansar.
Solo el vaivén de las olas,
cual música celestial,
nos ofrecían ellas solas,
un cántico magistral.
Nada más necesitamos
para sentirnos dichosos,
el amor que profesamos
y besitos  silenciosos.

Aberración.

Cuando el azul del cielo se desgaste
y oscurezcan los rayos de la luna,
no existirá la luz, no habrá otra alguna,
que sustituya a la que tanto amaste.

Fue una gran belleza que admiraste,
desde tu nacimiento, de tu cuna,
inyectada como cualquier vacuna,
por todo el territorio que vagaste.

Es ofuscante mi propia aberración:
detenerme en ese disparate,
que merma nuestro pecho de emoción.

Mi corazón, desconsolado late,
ante tan absurda desolación,
que pudiera llegar este remate.